Unos 3.000 estudiantes de 20 materias de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA se encontraron este segundo cuatrimestre con un nuevo profesor. Muy particular.
No es ni muy permisivo ni muy exigente, ni muy cálido ni muy frío. Contesta siempre que se le pregunta, está disponible 24 por 7. Y no se cansa nunca.
Se trata de un chatbot de Inteligencia Artificial, que fue creado especialmente para estos alumnos de la UBA.
El desarrollo es de un equipo interdisciplinario de las secretarías Académica, de Investigación y Sistemas de esa facultad, que trabajaron junto a los 300 docentes que participan de esas cátedras.
Los chatbots de IA son sistemas que permiten conversar con un modelo de IA en forma natural. El más conocido es ChatGPT.
Esos chatbot se pueden entrenar “a medida”, y eso es lo que hicieron en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Instruyeron a 20 chatbots diferentes que actúan como profesores de cada una de las materias donde ya lo incorporaron.
Según explicaron a Clarín, la idea no es reemplazar a los profesores, sino que funcionen como un complemento. Sobre todo, teniendo en cuenta que, hoy en día, prácticamente todos los estudiantes usan IA en sus vidas. Muchos, para el estudio.
“Lo que buscamos es orientar el uso. Y hacerlo desde lo institucional, porque este es un proyecto institucional estratégico. Queremos formar a los docentes para que tengan herramientas en el aula que les permitan abordar las complejidades que tiene la enseñanza hoy”, explica Andrés Pérez Ruffa, subsecretario académico de la Facultad.
Si bien los chatbots personalizados se pueden hacer con ChatGPT (se llaman “CustomGPT”), desde Económicas de la UBA decidieron entrenar los propios.
“Buscamos darles a los estudiantes contenidos que validamos como docentes para que no tome información de cualquier fuente -que pueden ser buenas, malas o de dudosa calidad-, como hacen los otros modelos de IA que están usando ahora los estudiantes”, dice Pérez Ruffa.
Otra ventaja de hacer los chatbots propios es que la Facultad los puede integrar a la plataforma virtual. Y de esta manera, medir cómo es la interacción de los estudiantes: pueden ver cuántas veces y durante cuánto tiempo se conectan, cuáles son las principales dudas que tienen. Así, obtienen diferentes datos que les sirven a los docentes para tomar decisiones.
“Vimos, por ejemplo, que cuando faltan tres días para un examen, el chatbot empieza a recibir muchas más consultas. La curva crece en forma acelerada”, cuenta Pérez Ruffa.
Cómo los entrenaron
Los chatbots que ya se usan en estas 20 cátedras de Económicas forman parte de un proyecto piloto de IA aplicada a la educación que arrancó a principios de este año.
El proceso de entrenamiento pasó por distintas fases. Entre ellas, una prueba pedagógica (verificaron claridad, tono motivador y uso de ejemplos), una prueba conceptual (exploraron si el bot identifica y corrige errores comunes), una prueba factual (se aseguraron que las respuestas estén alineadas con el material subido), y finalmente una prueba de robustez (comprobaron cómo responde el bot ante preguntas fuera de su alcance por el material suministrado por la cátedra).
Como parte del proceso, también hubo una instancia de capacitación de los docentes, en donde se reflexionó sobre los usos pedagógicos de la IA Generativa y los criterios para integrarla en la práctica académica.
De esta capacitación surgieron las diversas ideas acerca de cómo integrar el chatbot a las clases. Ahora, cada docente elige la forma que cree que es mejor para aprovechar el chatbot en la tarea pedagógica.
¿Cómo respondieron los docentes? “Como en todo tipo de cambio en una organización hay gente que lo adopta más rápido y otra que lo adopta con más dificultades. Hay miedo también por la incertidumbre acerca de si va a reemplazar el trabajo del docente. No lo creo, yo lo dudo: como cualquier tecnología, va a ser un soporte más. Por eso, hay que pensar cómo usarlo y hay que ayudar a los estudiantes también a entender cómo usarlo”, dice Pérez Ruffa.
El subsecretario académico cuenta que ahora están buscando la mejor forma de evaluar los resultados de esta prueba pilotos, no solo desde lo académico sino también desde la motivación para aprender.
Hay estudios que muestran que influye positivamente. A principio de año se conoció un experimento, hecho en las aulas de la Universidad de Harvard (Estados Unidos), en donde se probó la performance de un chatbot que enseña Física a estudiantes de esa universidad.
Dividieron a los 194 estudiantes del curso en dos grupos, uno tenía acceso al chatbot y el otro no. El resultado fue que, usando el robot docente, los alumnos aprendieron más del doble y en menos tiempo. Además, se sintieron más comprometidos y motivados.
El proyecto de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA arrancó por materias de las áreas de Administración, Contabilidad, Derecho, Economía, Humanidades, Matemática, Sistemas y Tributación.
Ahora buscarán que el uso se generalice. Para eso, buscarán que cada cátedra adopte el chatbot a sus necesidades y, a la vez, que haya una “coherencia institucional que asegure formación docente, criterios éticos claros y una reflexión crítica sobre los sesgos de la inteligencia artificial”.
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