El ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, volvió a encender la polémica con una frase que ya quedará marcada en la semana más caliente del mercado cambiario: “Vamos a vender hasta el último dólar en el techo de la banda”. El problema es que, entre miércoles y jueves, el Banco Central se desprendió de 432 millones de dólares para intentar contener al billete verde, que de todos modos se fue por encima de los 1.400 pesos acordados con el FMI y rozó los 1.500.
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Con gesto firme en el programa ultraderechista Las Tres Anclas, Caputo intentó transmitir calma: “Nosotros confiamos plenamente en el programa. Y no nos vamos a mover del programa. Vamos a vender hasta el último dólar en el techo de la banda. El programa se diseñó así y está hecho para que los dólares, tanto del Banco Central como los que hemos comprado, sirvan para defender el techo de la banda”.
Mientras tanto, la realidad mostró que las reservas se achican y que los “campeones” del mercado financiero hicieron fila para quedarse con los billetes que el Gobierno largó en la plaza.
Con tono pedagógico, Caputo volvió a defender la solidez de su programa. Aseguró que, como no hay más emisión de pesos, el Banco Central estaría “muy bien capitalizado” y que “hay suficientes dólares para todos”.
El ministro también adelantó que trabajan “hace dos o tres meses” en garantizar los vencimientos de deuda de enero y julio del año próximo, aunque admitió que aún no hay nada cerrado. “No lo anunciamos porque aún no lo concretamos”, explicó, en un sincericidio que expuso la fragilidad del plan. Para cerrar, insistió en que “defender las bandas no es caprichoso, sino defender un programa bien instrumentado, calibrado, y en el que todos tenemos plena confianza”.
Entre conspiraciones y redes sociales
En paralelo a la corrida, el ministro eligió el terreno de X (ex Twitter) para contestar preguntas y difundir mensajes, incluso admitiendo que el Tesoro no tiene los dólares para pagar los vencimientos inmediatos de deuda. “Hace meses que estamos trabajando en diferentes alternativas”, respondió, sin precisar cuáles.
Lejos de concentrarse en el tembladeral económico, Caputo se dedicó a denunciar un supuesto “ataque político” y hasta se enzarzó en una pelea virtual con el vicerrector de la UBA, luego de asegurar que los rectores universitarios cobran 18 millones de pesos, un número desmentido de inmediato.
“Es una cosa medio bizarra en Argentina”, resumió el funcionario, convencido de que el país atraviesa una paradoja: un marco macroeconómico sólido que convive con la desconfianza de los mercados. Para buena parte de la sociedad, sin embargo, la paradoja pasa por otra parte: la inflación no afloja, la actividad cae y los dólares se esfuman en manos del propio Gobierno.
El costo de apagar el fuego con combustible
El miércoles, el Banco Central vendió 53 millones de dólares en un intento fallido por frenar la presión sobre la divisa. Lo del jueves fue todavía más alarmante: 379 millones de dólares en una sola rueda. Aun así, no se logró evitar que el dólar oficial rompiera la banda de flotación y se escapara hacia arriba.
Caputo, que en un auditorio de la Universidad Austral se refirió con sorna a los operadores como “campeones”, vio cómo esos mismos jugadores del mercado corrieron a comprar lo que él mismo estaba ofreciendo: los dólares que quedan en las reservas.
El ministro insiste en que “hay suficientes dólares para todos” y que el Banco Central está “muy bien capitalizado”. Pero cada jornada bursátil demuestra lo contrario.