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La séptima edición del Festival de Arte Floral Contemporáneo de Córdoba, Flora, que tiene cinco patios de instituciones del Centro como grandes escenarios, ya está en marcha. No porque se puedan visitar las instalaciones, que será a partir del 18 de octubre; ni porque haya comenzado el montaje, algo que arrancará el 14 del próximo mes. Ni siquiera porque el próximo lunes se presente formalmente el programa de esta edición. Y es que el programa de Flora 2024 arrancó hace ya meses con el balance de la edición anterior, los contactos y la selección de participantes para este año, la convocatoria del quinto competidor a través del certamen Patio Talento, las discretas visitas a Córdoba de los artistas en liza para conocer los escenarios, los proyectos, las llamadas y contratos con proveedores… En resumen, un trabajo que ya ha supuesto parte de esos 16,4 millones de euros que la Universidad Loyola estima que se movieron el 2023.
En todo caso, y como ya ha venido anunciado la organización (lean la entrevista a la directora del certamen, María Van den Eynde, en la página 6), el aumento de presupuesto permitirá este año que la edición sea algo más especial, incrementando la espectacularidad de las instalaciones y contando con un día más para que no se cierren las visitas justo en San Rafael, jornada festiva local.
En primer lugar, y hablando de los artistas, ya son 34 los creadores de fama internacional que han pasado por las seis ediciones anteriores de Flora, con el triunfo en 2017 de la obra Duende, del equipo californiano Waterlily Pond, en la Posada del Potro. Le siguió como campeón en 2018 el belga Mark Colle, en el patio de la Escuela de Arte Mateo Inurria, con Los niños del parque; el colectivo madrileño Flor Motion, en 2019, con Trepidante, en la Casa Góngora; el danés Julius Vaernes Iversen (Tableau), que expuso en 2021 en la Diputación la obra Hora de avanzar; la madrileña María Eugenia Diego (Kokon), con Ovidio, en el patio del Palacio de Orive en 2022 y, el pasado año, el lituano Tadao Cern, con la obra Flor negra-eco blanco, que acogió el patio del Museo Arqueológico.
A ellos se les unirán en este año 2024, el artista multidisciplinar Eugenio Ampudia (España), que ya estuvo como jurado en una de las pasadas ediciones de Flora; junto a Coyote Flowers (Canadá), que expondrá en el Patio de las Columnas del Palacio de Viana; el equipo This Humid House (Singapur), en el Patio del Reloj de la Diputación de Córdoba, y Emily Thompson (Estados Unidos), que presentará su obra en el emblemático Patio de los Naranjos de la Mezquita-Catedral. Como quinta competidora y vencedora del cuarto concurso de Patio Talento estará la alemana Carolin Ruggaber, que instalará su creación en el patio del Palacio de Orive.
Para intuir cómo serán los montajes de este año, hay que recordar que el lema de esta edición de Flora es «multiespecie», un término con el que se quiere recordar que el hombre no debe ser el centro de todo en un planeta «que no soporta ya más el modelo superproductivo y en el que «urge volver a mirar nuestro alrededor como una comunidad», explica la organización.
Capítulo aparte, y junto a la sección competitiva del festival, con 25.000 euros para el ganador y 10.000 euros para el segundo puesto, además de un premio del público sin cuantía monetaria, Flora volverá a contar con un Programa off de iniciativas de empresas y artistas cordobeses en torno al mundo de la flor; así como una programación paralela en la que tienen cabida la práctica totalidad del resto de las artes.
Al respecto, uno de los últimos anuncios de la organización ha sido que en el marco del 150 aniversario de Julio Romero de Torres, la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Córdoba, junto con la Asociación de Alfombristas do Corpus Christi de Ponteáreas, rendirán tributo al pintor cordobés con una gran alfombra floral, con diseño de Carlota Pereiro. La actividad tendrá lugar el 20 de octubre en la plaza del Potro y contará con la participación de la DJ Ussuru Sound.
Además, el 19 y 20, en los Jardines de Orive, se presentará Raíces del Fonoceno, una original instalación sonora de Miguel Álvarez-Fernández sobre la relación entre lo vegetal y lo lingüístico.