La muerte del Papa Francisco puso en circulación, una vez más, el papel de la espiritualidad en las sociedades del siglo XXI. “Amo tanto a mi país que no quiero que ningún compatriota esté en una posición tan desigual respecto de la mía”, expresó el dirigente Agustín Rombolá, habitual integrante de la mesa de intelectuales y periodistas del programa “Comunistas”. Con la idea, resumió la necesidad de una suerte de imperativo nacional que reconcilie hacia adentro a la Argentina, cerrando brechas entre desigualdades y asimetrías.
“Se busca un corazón en un mundo con cada vez menos corazón y una igualdad en un mundo cada vez más desigual“, problematizó Fernando Rosso en línea con la idea de Rombolá, y se preguntó si el fallecimiento del Sumo Pontífice supone un retroceso en la discusión sobre la separación entre Iglesia y Estado en la República Argentina, enarbolando la bandera del laicismo.
El periodista propuso luego una mirada diferente sobre la desaparición física del pontífice y de la institución a la que perteneció. “En última instancia, estamos viendo cómo se reelige una teocracia, y eso no se discute“, disparó.
El filósofo Julián Fava planteó los nexos que existen entre política y fe, y especialmente el vínculo entre el peronismo y la Iglesia, reformulado con el pasar de las décadas pero presente. “Siempre hubo una disputa por el lugar simbólico de la fe y el de la razón”, explicó, y observó que Javier Milei incorporó en su discurso el elemento místico cifrado en “Las fuerzas del cielo”, deslizando que incluso un gobierno ubicado en las antípodas del peronismo encuentra seguridad por medio de un anclaje en grandes relatos que trascienden a todo movimiento.
Rombolá propuso luego recuperar una espiritualidad que sea funcional al tejido social que constituye a la Nación. “El Papa Francisco nos muestra que podemos unir lo desunido. En una sociedad individualista, necesitamos una causa espiritual que nos devuelva un sentido colectivo“, observó. Rescató un rol contradictorio de la Iglesia, pero insistió en poner en valor su dimensión ética para combatir ideologías que, según evaluó, son incorrectas. Expresión de ellas son los “casinos ilegales y OnlyFans, las dos salidas laborales en boga en el conurbano bonaerense. Eso también lo propone el mercado que defiende Milei”, dijo.
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La mesa coincidió en la necesidad de que con urgencia aflore una política solidaria que contenga sin caer en devociones ciegas. Desde diferentes perspectivas, los analistas apuntaron al mismo blanco: en una nación que presenta fisuras por la desigualdad, la fe, la espiritualidad y la identidad pueden funcionar como el cemento ético de una reconstrucción.
LB / FPT