Durante el cuarto almuerzo de “Mesa Chica”, el espacio creado por Perfil Córdoba, intendentes de variados espacios políticos expresaron con crudeza el impacto de la política de ajuste aplicada por Javier Milei. Aunque con matices, todos coincidieron en lo mismo: los municipios están desfinanciados, las demandas aumentan y la Nación es la gran ausente en momentos complejos.
La paradoja es brutal: buena parte de la población votó a favor del recorte estatal, pero al mismo tiempo exige que la gestión local funcione como si nada hubiera cambiado. “Los vecinos votaron el ajuste, pero nos piden que gobernemos como el kirchnerismo”, sintetizó Gustavo Benedetti (Arroyito).
La frase, que resonó con fuerza en el Salón Suquía del Quinto Centenario, refleja una contradicción generalizada: el respaldo electoral a un modelo de ajuste convive con la expectativa de que los gobiernos locales sigan brindando los servicios con “normalidad”. “La gente quiere que le demos todo gratis, como era antes”, agregó el mandatario de Arroyito, completando la contradicción. Expresó que hoy el Estado nacional “no existe” para los municipios y que todo recae sobre la recaudación propia.
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Al igual que Benedetti, otros jefes comunales describieron realidades críticas, con vecinos que dejaron de pagar tasas pero que siguen acudiendo al municipio para resolver temas sensibles, desde poder costear un sepelio hasta la adquisición de medicamentos.
La pandemia antes que Milei
En ese sentido, el intendente de Río Segundo, Darío Chesta fue tajante: “Cambio tres pandemias antes que la política de este gobierno nacional”. Relató que recibe a diario vecinos con boletas de luz impagables o deudas escolares mientras el respaldo a Milei se mantiene: “Sabemos que el 70% votó el ajuste, pero el vecino nos pide un esfuerzo a la supuesta ‘casta política’ que somos nosotros, los intendentes”.
“Somos a los primeros que llaman, los primeros a quienes golpean la puerta. En la cara, la gente te dice: ‘estamos complicados’, pero la encuesta que hicimos hace un mes le da un 65% de imagen positiva a Milei. Estoy hablando de la ciudad en donde está el Inta, donde se hablaba de un recorte personal y se dio en el orden del 65%”, se lamentó Patricio Olmedo, intendente de Manfredi.
“El presidente no entiende al interior”
Paola Nanini (Colonia Caroya) puso el foco en el centralismo estructural que, según dijo, profundiza la desconexión entre el gobierno nacional y las provincias. “Nunca tuvimos un presidente y vicepresidenta que hayan vivido en el interior. No entienden lo que pasa en nuestras ciudades. No hay empatía territorial”, se lamentó.
Desde Bell Ville, Juan Manuel Moroni planteó un problema de fondo: la falta de reformas estructurales que acompañen el ajuste. “Decimos que somos federales, pero estamos cada vez más lejos de eso. Hay algunos temas, como los sistemas fiscal y laboral, que llevan 50 años sin poder discutirse en serio”.
A lo largo del almuerzo, los intendentes describieron situaciones insostenibles: colapso del sistema de salud, merma en los pagos de tasas municipales, recorte de personal, deuda acumulada y un descreimiento generalizado. “La gente no quiere pagar porque ya no cree en nadie”, dijo Mabel Godoy (Quilino). Y agregó: “Nos piden todo, pero ya no hay con qué responder”.
Desde San Marcos Sud, Claudia Godoy decidió dejar en claro su postura por escrito. “Puse carteles que dicen que el municipio ya no se hará cargo del mantenimiento de las calles. No hay plata. El mismo mensaje que bajan desde Nación”. La decisión extrema, plasmada en cartelería instalada en la localidad, busca mostrar hasta dónde llega la falta de recursos. “Aunque tengamos vecinos cumplidores, hoy priorizan comprarle zapatillas al hijo antes que pagar una tasa municipal”.
Un Estado nacional que “desapareció”
Eduardo Martín, de Santa Rosa de Calamuchita, graficó la situación: “Nos sentamos sobre la caja y no sale un peso si no lo controlo yo”. El intendente recibió una municipalidad devastada, con sueldos impagos, sin registros contables y con una deuda de 200 millones por una obra que nunca se terminó.
Por su parte, Juan Pablo Vassia (Idiazábal), destacó la dificultad de comunicar en este nuevo clima cultural. Aunque recibió un municipio ordenado, admite que el cambio de época exige otra narrativa. “Nos está costando encontrar profundidad en los debates. No hay plata ya no es sólo una frase: es una forma de gobierno. Y esto va a colapsar”.
Olmedo le puso números a la situación: su pueblo recauda sólo el 23% de lo que necesita. Nadie paga nada: ni siquiera un foco. A pesar de eso, Milei conserva una imagen positiva del 65% en el pueblo. “¿Cómo se gobierna así?”, se preguntó.
José María Odarda, desde Corral de Bustos, completó la idea y sintezó: “Milei tuvo la gran idea de que el ajuste lo hace él pero lo pagamos nosotros (los intendentes). Y encima, terminamos siendo la cara visible”.
La gran mayoría coincidió en que el vínculo con el gobierno de la Provincia es la única vía de contención que encuentran en este contexto, mientras Nación se muestra ausente. “Gracias al gobernador por abrirnos la puerta. Pero no alcanza. Los municipios no dan más”, concluyeron.
El cuarto encuentro de Mesa Chica fue el más cargado de tensión y sinceridad, con un debate abierto. Sin excepciones, los intendentes denunciaron un Estado nacional ausente, un electorado contradictorio y una situación de asfixia que los deja sin margen para responder. Enfrentados a la necesidad de reinventar el municipalismo en plena crisis, advierten que lo que se viene es aún más difícil: reconstruir la credibilidad de la política local antes de que el desencanto se vuelva ingobernable.