Actualmente en Estados Unidos, hablar y leer en español resulta complicado. Por recortes de fondos en programas de escuelas y bibliotecas estadounidenses que adquirían libros en español y bilingües (español-inglés), cerró la distribuidora de libros Lectorum, con sede en Nueva Jersey. Comunicaron que a finales de diciembre cesarán sus operaciones. Tenía más de sesenta años de actividad y, para varias editoriales hispanoamericanas, que se verán afectadas, era una puerta de entrada al mercado estadounidense.
El jueves pasado, Lectorum hizo una gran subasta de liquidación de unos 700.000 ejemplares, en español y bilingües. El principal motivo del cierre han sido los cambios en la financiación federal de las compras de libros en español para las escuelas estadounidenses de localidades con gran población hispana, lo que provocó una enorme caída en las ventas de Lectorum.
Según declaró el presidente y director ejecutivo de Lectorum, Álex Correa, a Publishers Weekly, las ventas cayeron un 30% este año, “en una industria que ya trabaja con márgenes reducidos”, acotó. Por décadas, Lectorum fue un proveedor clave de las escuelas de Estados Unidos, llegando a alcanzar el 60% del negocio de los libros escolares y el 70% de los libros infantiles. Después de la pandemia, los ingresos de la empresa se estabilizaron en unos doce millones de dólares anuales, pero el cambio de política educativa en Estados Unidos (que provocó una caída en las compras) agravó la situación de la empresa.
Correa atribuyó el cierre de la empresa al recorte presupuestario y a otros motivos, como la depreciación del dólar, que aumentó el valor de los libros importados (que Lectorum traía de otros mercados, entre otros, el argentino), la mayor competencia de editoriales estadounidenses que venden libros en español a precios más bajos y la reducción de los márgenes de los distribuidores, esto último, dijo, debido a que los grandes grupos editoriales ofrecen menos descuentos a sus competidores.
Lectorum, que también se había convertido en una editorial, publicaba libros infantiles bilingües y en español (como la serie protagonizada por la cerdita Mercy Watson) y funcionaba como agente de ventas de MakeMake, la distribuidora de libros electrónicos con sede en Colombia que trabaja con bibliotecas y escuelas. Correa dijo que esperaba que este servicio continuara “sin interrupción”. El catálogo de Lectorum contaba con doscientos títulos.
Antes de convertirse en distribuidora y editorial, había sido una librería ubicada en la calle 14 de Manhattan. En 1996, Scholastic la compró, y en 2009, la adquirieron los hermanos Álex y Fernando Correa. Lectorum tenía como “socios estratégicos” a editoriales españolas como Anaya, Juventud, Salamandra, Siruela, Jaguar y Planeta; Ekare de Venezuela, Progreso y Fondo de Cultura Económica de México, Panamericana de Colombia y Adriana Hidalgo, Kalandraka, Edelvives y V&R de la Argentina, entre muchas otras.
En su cuenta de Facebook, el exeditor y exagente literario argentino residente en España, Guillermo Schavelzon, que visitará en 2026 la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, escribió: “Las políticas del gobierno de Donald Trump pretenden ignorar que en ese país viven 68 millones de ciudadanos de origen ‘hispano’, muchos de ellos no solo nacionalizados, sino con varias generaciones allí. Durante décadas, diversos programas federales de educación compraban libros en español para los colegios de alta presencia de inmigrantes o castellano hablantes. Que tuvieran materiales de enseñanza y lectura en español era -en contra de lo que se está diciendo ahora- algo que los educadores consideraban esencial para su integración. Si semejante inmigración fue posible (en un país donde toda la población tiene origen inmigrante), es porque Estados Unidos los necesitaba para crecer. Lo curioso es que los sigue necesitando, como indica la tasa de desempleo entre ciudadanos de origen hispano, que es muy baja”.
Para Schavelzon, la política de Trump, de “América (solo) para los americanos” (MAGA), impulsó la cancelación de esos programas en las escuelas a las que asisten hispanohablantes y ocasionó el cierre de Lectorum.
Con un pronóstico sombrío, Schavelzon concluye: “Pero no es solo una cuestión del idioma español: hace poco quebró la bicentenaria Baker & Taylor, la principal abastecedora de libros en inglés a bibliotecas de todo el país, que cierra este fin de año por, dejando 580 empleados sin trabajo ni indemnización, y sin poder pagar a sus proveedores, entre los que estaba Lectorum. No sería extraño que el próximo paso sea que comiencen a cerrar bibliotecas”.
