- 5 minutos de lectura‘
ROMA.- Pese a las circulación cada vez más enloquecida de noticias falsas que hablan de un Pontífice de 88 años frágil y moribundo, el parte médico de este lunes significó un gran respiro de alivio para los miles de católicos del mundo en vilo: indicó que el papa Francisco, aunque sigue en estado crítico y con pronóstico reservado, está lentamente mejorando. Tampoco este lunes tuvo crisis respiratorias, algunos exámenes de laboratorio han mejorado, la leve insuficiencia renal no está preocupando y continúa con oxígeno a través de cánulas nasales, pero con flujos reducidos; además, retomó su actividad laboral y llamó a la parroquia de Gaza. Todas señales más que positivas.
“Las condiciones clínicas del Santo Padre, aún críticas, demuestran una leve mejora”, indicó el parte, que fue difundido poco después de las 18.30 -ante que lo normal en las últimas semanas- y que destacó, por otro lado, que por segundo día consecutivo también este lunes “no se han verificado episodios de crisis respiratorias asmáticas”. Otras señales positivas fueron que “algunos exámenes de laboratorio han mejorado”, que “el monitoreo de la leve insuficiencia renal” aparecida en la víspera “no despierta preocupación” y que “la oxigenoterapia continúa, aunque con flujos y porcentaje de oxígeno ligeramente reducidos”.
“Los médicos, considerando la complejidad del cuadro clínico, en vía prudencial aún no deciden sobre el pronóstico”, añadieron, queriendo decir que sigue con pronóstico reservado. Y hablaron de una jornada evidentemente mucho mejor que las del fin de semana: “por la mañana recibió la Eucaristía, mientras que por la tarde retomó sus actividades de trabajo” y más tarde “llamó al párroco de la parroquia de Gaza para expresarle su cercanía paternal”, precisó. Según trascendió, quiso agradecer un video que le mandó el sacerdote argentino Gabriel Romanelli, párroco de Gaza, al que viene llamando religiosamente desde hace más de 15 meses.
“El Papa Francisco agradece a todo el pueblo de Dios que se ha reunido en los últimos días para orar por su salud”, concluyó el parte.
Ya por la mañana se había percibido una situación más calma, dentro de un cuadro de todos modos complejo. “La noche ha pasado bien, el Papa ha dormido y está descansando”, hizo saber su vocero, Matteo Bruni, poco después de las 8 de la mañana locales. Más tarde, fuentes del Vaticano dijeron que se seguía con su terapia y que estaba de “buen humor”.
En medio de un clima de alarma mundial, la información nuevamente aplacó la tensión, rumores y versiones incontroladas sobre la salud del Pontífice, internado desde el 14 de febrero con una bronquitis que degeneró en una neumonía bilateral que implicó varias otras descompensaciones y un cuadro clínico complejo para alguien de su edad. Las mismas fuentes dijeron que el Papa se puede mover, se sienta en un sillón, se alimenta normalmente y “no tiene dolor”, en alusión a ese “sufrimiento” revelado en la jornada del sábado, la peor hasta ahora, cuando tuvo una crisis respiratoria asmática prolongada y, además, le hicieron transfusiones de sangre. Además, después de dos días difíciles, volvió a tener cierta actividad laboral, con lectura de textos y firma de documentos.
Fuentes del Vaticano, más allá del mejor clima, confirmaron de todos modos que el Papa no está fuera de peligro y que hace falta tiempo para ver cómo evoluciona ante los tratamientos en curso. Los próximos días serán cruciales.
Annalisa Bilotta, médica del hospital internacional Salvator Mundi de esta capital, consultada por LA NACION acerca del parte médico, resaltó que le parecía “claro que el Papa está mejorando. “Si bien los médicos dijeron que aún está con pronóstico reservado, también dijeron que ya no tuvo más crisis respiratorias, que los análisis de sangre están mejorando y la que la leve insuficiencia renal no empeoró”, afirmó. “Así que las cosas parecen ser un poco estacionarias, con algunos parámetros que están mejorando porque lentamente las terapias empiezan a dar resultados”, agregó. “Pero hay que tener cuenta que todo es muy lento en este tipo de situaciones”, subrayó.
Más allá de las buenas noticias, volvió a ser una jornada plagada de rumores y versiones de todo tipo, siempre de tipo catastrófico, que generaron una psicosis entre la legión de periodistas italianos y de todo el mundo que hacían guardia frente al hospital Gemelli, bajo paraguas y carpas debido a una jornada fría y lluviosa. Desde un cuenta de X, ligada al parecer a sectores ultraconservadores estadounidenses, comenzó a circular una versión según la cual el equipo médico del Papa había dicho que le quedaban “72 horas de vida”.
Paris Match, en tanto, aseguraba que le estaban preparando al Papa un departamento medicalizado en el hospital Gemelli de la Isla Tiberina y que lo estaban trasladando allí, algo que fue desmentido de inmediato, así como una versión según la cual todos los cardenales habían recibido una carta diciéndoles que estuvieran listos para viajar a Roma para el funeral de su jefe máximo y el posterior cónclave para el elegir a su sucesor.
Hasta el cardenal alemán Gerhard Muller, prefecto emérito del Dicasterio para la Doctrina de la Fe y purpurado conservador que siempre fue muy crítico del papa del fin del mundo, se mostró bastante disgustado ante este clima. “El Papa ahora está vivo y este es el momento de rezar, no de pensar en quién será el sucesor”, dijo, en una entrevista al Corriere della Sera. “Si alguien piensa en el futuro mientras Francisco está en el hospital -añadió- no está bien, no está bien para nada”.
Conforme a los criterios de