18 enero, 2025

Ahora los subsidios son para viajar al exterior

Los dólares que antes gastaba el Estado para importar energía y subsidiar tarifas de luz, gas, agua y transporte, en muchos casos de manera injustificada y con correcciones que tardaron en realizarse durante el gobierno de Alberto Fernández, ahora con Javier Milei tienen otro destino. La decisión del Gobierno de esta semana de achicar la devaluación del peso al 1 por ciento mensual busca reforzar el ancla contra la inflación, objetivo primordial del oficialismo en el año electoral, y al mismo tiempo alienta el aumento de las importaciones y del gasto de dólares por turismo en el exterior, lo cual hará felices a quienes puedan disfrutar de los viajes, pero a un costo elevado para la producción y el empleo.

El Gobierno se aferra al dólar barato y a la sustitución de producción nacional por importaciones para bajar el índice de precios. Es una estrategia que demanda dosis crecientes de financiamiento en moneda dura y, por lo tanto, compromete a generaciones futuras, si es que el experimento libertario patina como ya les pasó al macrismo, a la convertibilidad o a Martínez de Hoz.

Sin financiamiento, de hecho, el esquema no podrá sostenerse, pero el Gobierno confía en que lo logrará. Economistas de distintas extracciones conceden que tiene posibilidades de obtener ese crédito y llegar hasta las elecciones sin devaluar, aunque también remarcan que los riesgos y desafíos son sustanciales.

Asimismo, existe consenso en que la estrategia volverá a tener impacto negativo sobre el aparato productivo, la industria y hasta el campo, con sus efectos de corto plazo en materia de empleo y reducción de la masa salarial y de mediano plazo de primarización de la economía y concentración de la riqueza.

Las alternativas para obtener divisas que lubriquen el esquema son varias: “Un mayor endeudamiento en dólares del sector privado, nuevos recortes en el riesgo país que habiliten el regreso a los mercados de deuda soberana o una eventual negociación blanda con el FMI que suponga algún fondo fresco son opciones que no pueden descartarse”, puntualiza la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE).

Carry trade

La otra vía principal de financiamiento que promueve el Gobierno es la valorización financiera, mediante el “carry trade”. Es decir, dólares que ingresan al país para aprovechar la estabilidad cambiaria, mientras dure, y hacer diferencias jugosas con la tasa de interés en pesos

“La estrategia del Gobierno es que el ingreso de divisas vía cuenta financiera y deuda comercial siga sosteniendo el déficit de cuenta corriente cambiaria y haga posible la continuidad del proceso de estabilización macro”, señala al respecto la consultora PxQ, de Emmanuel Alvarez Agis.

El Banco Central esta semana no quiso arriesgar como otras veces y se abstuvo de bajar la tasa de interés en pesos, de modo de no alterar la paz cambiaria y garantizar el carry trade. Cristina Kirchner lo evidenció con un posteo en X: “Arrugaron. No se animaron (a bajar la tasa) por temor al desarme de posiciones en pesos. Larga vida al carry trade”, apuntó.

El modelo Milei es crecientemente dependiente del acceso al endeudamiento externo“, remarca FIDE. “El ingreso de 22 mil millones de dólares al blanqueo alivió sensiblemente la situación en 2024. Pero este año se requiere nuevo financiamiento para cubrir no sólo los compromisos de deuda, sino también el saldo de la cuenta externa de bienes y servicios, que se ha tornado fuertemente deficitario”, advierte.

¿Y el FMI?

La opción de un nuevo crédito del Fondo Monetario Internacional dependería para el Gobierno de que acceda a concederlo bajo sus condiciones. Es decir, sin devaluar hasta las elecciones, con atraso cambiario, dólar blend para el campo, apertura importadora y nuevos estímulos para la especulación financiera. 

Milei sondeará el terreno en su encuentro de mañana con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, aunque a esta altura parece poco probable que el organismo acepte entregar dólares sin una corrección cambiaria y una reducción o eliminación del dólar blend.

Las posibilidades de un nuevo acuerdo con el FMI que implique dólares frescos son bajas si el Gobierno no modifica su política de crawling peg. Parece difícil, sin embargo, que la conducción económica resigne antes de octubre su principal herramienta antinflacionaria. De ser así, y dado que los pagos al FMI en 2025 son relativamente bajos, es posible que se patee la negociación para después de las elecciones“, explica FIDE. 

“Habrá que ver hasta qué punto una decisión de esta naturaleza enrarece las expectativas del mercado”, alerta.

Estabilidad con costos

“El dólar barato, sumado a la desregulación comercial, baja de aranceles y apertura generalizada está generando una mayor penetración importadora en la industria. Es decir, las importaciones industriales han crecido muy por encima de la producción industrial, en una suerte de ‘sustitución inversa’”, exhibe la consultora las consecuencias del plan en marcha.

“Esta dinámica no solo compromete la acumulación de divisas, sino que ralentiza la recuperación de la actividad económica en el corto plazo y, si se sostiene en el tiempo, generará desindustrialización y reprimarización de la estructura productiva en el mediano plazo“, agrega.

Los sectores más castigados por el modelo económico son los más dependientes del mercado interno, como la construcción, el comercio o la industria, mientras que los de mayor orientación exportadora son los más dinámicos, como la agricultura y ganadería, minería y energía, señala. 

Otra característica estructural es el aumento de la desigualdad. “Es un rasgo inherente al modelo económico en curso. No solamente debido a la dinámica del mercado de trabajo, con mayor precarización y caída del empleo pleno, sino también por la mayor concentración que generan las políticas de libre mercado y primarización”, concluye.

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