28 junio, 2025

El ataque de EE.UU. a Irán abre una nueva época en la historia del mundo

Lo que ha ocurrido con el ataque a Irán es una muestra inigualable de la capacidad de proyección de poder global de EE.UU. realizada con total sorpresa.

Ninguna otra fuerza armada del mundo contemporáneo puede, en suma, hacer lo que hicieron los militares estadounidenses el 22 de junio.

El General Jack Keane, del “Instituto de Estudios de Guerra” de Washington, sostiene que el operativo ofrece 4 características definitorias: a) una extraordinaria seguridad en la que intervinieron 12 comandos distintos del Pentágono, sin que trascendiera en ningún momento los puntos críticos que surgieron a lo largo de su preparación, y esto sucedió en una ciudad como Washington donde todo se sabe; b) una excepcional capacidad de decepción y sorpresa; c) la utilización de una fuerza aplastante de bombas y bombarderos; y, finalmente d) la notable paciencia estratégica y capacidad de liderazgo de Donald Trump.

En Midnight Hammer (“Martillo de Medianoche”) intervinieron 175 aeronaves, y utilizaron 75 misiles guiados; y entre ellos se encontraban 19 B-2 de tipo “Stealth” (o furtivo), capaces de transportar 2 bombas de penetración masiva GBU-57 (“bunker buster”), 14 de las cuales destruyeron Fordow y Natanz.

El eje del operativo era la destrucción de Fordow, donde el régimen había hundido un total de 408 kilogramos de uranio enriquecido y más de 3.000 centrifugadoras capaces de producirlo; y con todo esto estaba en condiciones de fabricar 15 bombas nucleares.

Tres B-2, cada uno con 2 bombas GBU-57, destruyeron con 6 impactos sucesivos las instalaciones de Fordow, mientras que otros 3 hicieron lo mismo con las de Natanz.

Al mismo tiempo, con una hora de anticipación, y desde un submarino nuclear Clase Ohio ubicado a 500 kilómetros de distancia en el Océano Índico, fueron lanzados 30 misiles crucero “tomahawk” que devastaron a Ispahán convirtiéndole en cenizas.

La operación fue programada y proyectada por el titular de la Junta de Jefes del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas norteamericanas, el General Dan Caine, y fue conducida operativamente por el Jefe del Comando Central del Pentágono (CENTCOM), General Michael Kurilla.

El plan de decepción y sorpresa tuvo el siguiente desarrollo: de la Base de Whiteman, Missouri, partieron 19 B-2 divididos en 2 grupos; uno de 4 o 5 componentes se dirigió por el Pacífico a la Isla de Guam; y otro núcleo de 14 B-2 actuando en modo “Stealth” se dirigió con total silencio de radio hacia el Mediterráneo, y de ahí a Irán, con el objetivo de destruir Fordow; en el camino se realizaron 4 o 5 re-abastecimientos, y una vez destruidos Fordow y Natanz dieron la vuelta y volvieron a su base de Missouri en un viaje de 37 horas, absolutamente indemnes y sin haber recibido en ningún momento fuego antiaéreo iraní.

Se puede afirmar en síntesis que Donald Trump ha restablecido la capacidad de disuasión de EE.UU en el mundo; y ha ratificado al mismo tiempo el completo respaldo que otorga a sus aliados en situaciones de imperiosa necesidad, como es el caso de Israel y su carencia de bombas GBU-57.

Este hecho coloca a la superpotencia norteamericana en un claro papel de liderazgo en un mundo absolutamente unificado por la revolución de la técnica; y esto sucede cuando el sistema global experimenta una transformación revolucionaria de carácter tecnológico que es la Inteligencia artificial.

Hay que señalar, por último, que Trump ha realizado en Washington una extraordinaria acumulación de poder, la más grande y cohesionada desde la que constituyó Franklin Delano Roosevelt en la 2° Guerra Mundial.

El resultado de estos 3 factores es que el peso internacional de EE.UU. ha aumentado cualitativamente como consecuencia de esta operación; y esto se manifiesta con brutal claridad en todos los vínculos y negociaciones globales que lleva a cabo Donald Trump en el mundo.

En primero es el caso de Vladimir Putin y la pronta terminación de la Guerra de Ucrania.

También se acelera el acuerdo con la otra superpotencia, que es China, a través de un proceso de profunda e irreversible integración entre las dos mayores economías del mundo, arrastrado por la alta tecnología.

En tercer lugar adquiere un carácter vertiginoso la desarticulación de la Unión Europea y del poder transnacional y burocrático de Bruselas, y se da paso a la “Europa de las Patrias”, lideradas por el canciller Friedrich Merz, una figura dotada de las características que requiere la época, que es el carisma y la capacidad de decisión, y que sostuvo desde el principio de la crisis que “Irán no puede tener, y no va a disponer, de un arma nuclear”, por lo que apoyó inequívocamente a EE.UU. e Israel.

Luego, desde el final se vuelve al comienzo, porque esta es una nueva época en la historia del mundo, con la conversión del G-7 en G-9, debido a la incorporación de Rusia y China que reclamó Donald Trump en la reunión inicial del G-7 en Alberta, Canadá.

En todos los casos, lo que está presente en todo momento es la figura y el significado del “fenómeno Donald Trump”, lo que ratifica que este es el siglo del carisma y de la decisión, no el de la burocracia y los tímidos incrementalismos.

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