Al piso del programa “Soy casta” —emitido por la pantalla de Bravo TV de lunes a viernes a las 19—, estuvo invitada la economista Luciana Glezer, quien cuestionó la eliminación de buena parte de las restricciones cambiarias que operaron hasta el viernes pasado. “No se abrió ningún cepo”, expresó y explicó que sigue operando porque no es más que “una política de administración del tipo de cambio”. “Alguien tiene que decidir quién se lleva los dólares. Se trata de una construcción que filtra el acceso a esa divisa”, analizó.
En esa línea, Glezer explicó que el cepo —o lo que queda de las restricciones cambiarias— es un sistema que “beneficia a ciertos sectores formales mientras que excluye a una gran parte de la población”. “Acceden al dólar quienes están en blanco, pero el 47% de la población activa está en negro”, recordó, resaltando la existencia de una desigualdad estructural que atraviesa la economía argentina. Desde una mirada política, cuestionó la “aparente tranquilidad” que genera el control de la divisa: “El cepo se abrió para una clase media que cree que eso es un logro. Da esa tranquilidad ficticia, pero cala muy profundo en nuestra economía”, resumió.
Respecto del vínculo con el FMI, Glezer fue categórica: “El mismo Fondo dice que la deuda es muy difícil de pagar. Tenemos un problema nodal: demandamos más dólares de los que generamos“, y aseguró: “En tres meses tendrán que volver a sentarse con el FMI”.
Sobre la inflación, Glezer anticipó que “será del 5% durante cada uno de los próximos tres meses”, y advirtió que el malestar económico puede trasladarse al terreno social: “Esta balsa puede dar vuelta la movilización social del malestar. El acompañamiento de la CGT, del movimiento de trabajadores, incluso de los trabajadores informales, puede ser un factor decisivo”, especuló.
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Por otro lado, criticó la estrategia comunicacional del Gobierno de Javier Milei, que promete una inflación cero para el año próximo: “Sigue haciendo una propuesta hacia adelante, pero con números que no sabemos de dónde saca para justificarlos. Dicen que el plan marcha bien, pero los fundamentos no se ven”, subrayó.
Por último, Glezer vinculó las decisiones del Gobierno con una estrategia consciente de manejo del tiempo político: “En algún lugar, Milei lo sabe. Demoró hasta el último momento la negociación con el FMI, sabiendo que esto iba a tener un costo: la estanflación”.
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