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Javier Milei confirmó este jueves que presentará el presupuesto 2025 en el Congreso. La expectativa es que ese evento ocurra el lunes 16 de septiembre, una vez que Luis Caputo termine de darle los últimos trazos a las estimaciones sobre las principales variables para lo que resta del año y lo que será la hoja de ruta para el año próximo, clave por las elecciones legislativas.
Si bien el ministro lo guarda bajo siete llaves, el primer presupuesto «liberal» -como lo bautizó Milei- prevé «déficit cero» en 2024 y 2025, una inflación inferior al 127% interanual en diciembre de este año y un dólar de $1.016, según fuentes oficiales. Esto implica una suba promedio de los precios con un tope del 3,9% mensual y una devaluación del 2% mensual hasta fines de 2024.
Después de tres meses consecutivos con un IPC en torno al 4%, el Banco Central difundió este jueves la encuesta del REM, en la que los analistas estimaron un IPC del 3,9% en agosto y del 3,5% en septiembre. De no descender aún más los precios, será difícil cumplir la meta fijada por Caputo, cuando vaticinó en julio ante empresarios que antes de fin de año iba a haber «inflación cero».
«Estimamos una variación menor al 127% anual y agosto me parece que abajo de 4%», precisaron en un despacho oficial. Traccionada por el ajuste y la fuerte recesión, la medición de todo el año representaría casi la mitad del año pasado, del 211%. Y para 2025, calculan que la inflación se ubicaría entre 30 y 40%, un guarismo que no se registra desde el 2018.
El proyecto oficial, a su vez, prevé que el tipo de cambio oficial -hoy, en $ 955- seguirá subiendo 2% por mes promedio para alcanzar en diciembre el valor de $ 1.016, la otra pata para contener la inflación. El funcionario reiteró ayer que «el dólar financiero va a converger al dólar oficial», pero con el CCL hoy en $ 1.275 la cotización paralela debería bajar 20% en 4 meses.
El otro escollo que enfrenta el gobierno es que de darse esos pronósticos (inflación en torno al 3,9% y dólar al 2%) tampoco se concretaría la anunciada convergencia entre ambas variables, una de las condiciones que había sumado Milei para levantar el cepo, junto con la inflación cero, el fin de los pasivos remunerados y los puts, y la acumulación de reservas, hoy negativas.
En el plano fiscal, la apuesta es sostener el superávit primario y financiero hasta el fin del mandato «sin pedirle guita a nadie» para cubrirlo y pagar la deuda, pese a que el Gobierno sigue en busca financiamiento externo. En agosto, Milei dijo que «Argentina deja de tomar nueva deuda”, mientras sigue refinanciando vencimientos.
Según las estimaciones del FMI, el resultado primario (sin contar los intereses de deuda) será del 1,7% y 2,3% del PBI en 2024, y el excedente después de los gastos y el pago de los servicios, del 0% y 0,5% del PBI en 2025.
Si bien la rebaja del impuesto PAIS contribuirá a bajar la inflación en septiembre, también provocará un bache fiscal que Caputo espera tapar con la suba del impuesto a las Ganancias, el blanqueo y el crecimiento del PBI en los últimos meses del año. No será fácil: en agosto, los ingresos cayeron 13% en términos reales.
De mantenerse el pronóstico del avance del presupuesto presentado en julio, la recaudación crecerá 54,9% en 2024 y 54,4% en 2025, mientras la presión tributaria pasará de 21,61% del PBI a 21,16% el próximo año por el fin del impuesto PAIS en diciembre próximo.
Por el lado del gasto, el Presidente ordenó una «regla» para no alterar el déficit cero. La idea es que una parte de las erogaciones se ajusten por inflación, pero todavía falta definir las partidas. Esto significa, como ocurre hoy con la nueva fórmula de movilidad jubilatoria, que si los precios bajan, pero crece la economía, esos gastos no obtienen ninguna mejora.
En este sentido, la batalla en el Congreso será clave, ya que si logra voltear el veto de Milei al aumento en las jubilaciones el Gobierno deberá acatarlo. En ese caso, el equipo económico podría recortar algún gasto para compensarlo, aunque creen que será difícil que la oposición reúna los dos tercios necesarios.
Según los cálculos del FMI, el gasto primario caería este año un 25,5% en términos reales y crecerá un 4,4% en 2025. Por último, el Gobierno espera una caída del PBI superior al 3% este año y un crecimiento del 3% en 2025, un rebote menos optimista que el del 5% previsto por el Fondo el mes pasado.