Mientras Rosario Central disfruta de su buen presente deportivo, uno de sus referentes más queridos terminó envuelto (sin quererlo) en una polémica que sacudió al fútbol infantil de la ciudad. Ignacio Malcorra, figura clave del equipo canalla, se convirtió en el eje de una controversia que nadie esperaba: la sanción que recibió un grupo de chicos de Newell’s por sacarse una foto con él.
Todo surgió hace unos meses, cuando seis nenes de la categoría 2015 de la Lepra se cruzaron con Malcorra tras un partido en el que también jugaba su hijo. Con la espontaneidad y la inocencia que caracteriza a los chicos, se acercaron, lo saludaron y se tomaron una foto con él. Nada fuera de lo común… hasta que llegó la sanción.
“A mí, en lo personal, me da mucha tristeza. Me pone mal el hecho de los nenes”, expresó Malcorra en conferencia de prensa, todavía con un dejo de incredulidad por la situación. “Siempre me saqué fotos con todos. Ellos estaban ahí, estaba mi hijo, terminaron de jugar, me saludaron y se sacaron una foto, como me saco siempre con todos”, explicó.
Lo que para Malcorra fue un gesto simple y habitual -incluso cargado de ternura, como cualquier padre que acompaña a su hijo a jugar-, terminó generando una reacción inesperada desde la institución rojinegra. Para el jugador, lo más preocupante no fue lo institucional, sino lo humano.
LA INDIGNACIÓN DE MALCORRA POR LA ACTITUD DE NEWELL’S CON LOS NENES DE LA FOTO DEL ESCÁNDALO
“Los nenes no saben mucho lo que hacen. Fue un momento de felicidad, como cualquier nene cuando ve a un jugador de Primera División”, reflexionó el mediocampista, quien viene de ser protagonista en los últimos clásicos rosarinos, donde Central ganó los últimos cuatro partidos de manera consecutiva.
Malcorra también se ocupó de remarcar que este tipo de gestos no son excepcionales en él: “Fui a ver a mi hijo, como en todas las canchitas que voy por todo Rosario. Siempre me piden fotos nenes de todos los equipos. Me sorprendió esta sanción. Uno trata de sacarse fotos con todos y que todos pasen un lindo momento, como a mí me hubiera gustado cuando era chico”, cerró.
Más allá de las camisetas, en el fondo, el fútbol también debería ser eso: una excusa para la alegría. Especialmente cuando se trata de chicos.