Se lo suele definir como “capocómico argentino”, un título que en rigor solo contempla una de las mil caras que Antonio Gasalla -que murió hoy a los 84 años- supo construir. A saber: pionero de pioneros, el Rey de la calle Corrientes, uno de los fundadores del Café concert argentino y actor dramático extraordinario, seguramente su faceta menos “famosa”, eclipsada tal vez por la inagotable galería de personajes fantásticos, que ya son parte del patrimonio cultural de nuestro país.
Decir que es un distinto, dotado de la ductilidad de los genios sería aproximarse un poco más a ese universo creativo inmenso, desde donde plantó bandera para desplegar un abanico que no inocentemente bautizó como El mundo de Antonio Gasalla, el programa que entre 1988 y 1990 se emitió en ATC (hoy TV Pública) y con el que alcanzó la popularidad eterna.
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Murió Antonio Gasalla, una de las figuras más emblemáticas del espectáculo
Actor, humorista, guionista de televisión, dramaturgo, director, productor y profesor de teatro, inició su carrera a mediados de los ‘60 como una de las figuras del café concert junto a Carlos Perciavalle, su primer gran socio, una dupla tan inteligente y talentosa, que rompió códigos de una sociedad pacata con su humor irreverente y sin límites (se los puede escuchar en Yo no… ¿y usted?, disco editado en 1971).
También en teatro, luego vendría su exquisita y exitosa alianza con Enrique Pinti, su romance con el teatro Maipo y, entre tantísimas obras teatrales, el inusitado fenómeno de Más respeto, que soy tu madre (2009-2012 y 2015-2016).
Pero fue a través de sus personajes televisivos que alcanzó un status monumental, al punto que cualquiera de ellos no ha perdido vigencia, y quién más, quién menos, todos sabemos de qué se trata si mencionamos, por ejemplo, a:
La abuela (un desprendimiento de Mamá Cora, su inolvidable papel en la película Esperando la carroza) y Flora (la empleada pública) crecieron a niveles insospechados en el programa de Susana Giménez (2001 a 2019), más La traductora (del lenguaje de señas), Soledad Dolores Solari, Bárbara (Don’t Worry), La nena, Inesita (la multimillonaria) o La Gorda (experta en entrevistar a grandes artistas).
Sin olvidar a Tom, el proctólogo morboso del videoclip de la canción Los Orozco de León Gieco (1997).
Perfeccionista y obsesivo, aquel tímido joven que nació el 9 de marzo de 1941 en Ramos Mejía, egresado de la Escuela de Arte Dramático, nunca pasó desapercibido, no solo por sus interpretaciones sino por su carácter explosivo y sus palabras letales a la hora de enfrentar los conflictos, que a lo largo de su carrera no fueron pocos.
También en el cine
En el cine, el lugar menos explorado con apenas nueve películas rodadas, también ha dejado una huella definitiva. Además de la icónica Esperando la carroza (1985), resulta imprescindible destacar a Dos hermanos (2010) junto a su amiga Graciela Borges y rescatar a Alfredo Santini, el traumado y claustrofóbico empleado de La tregua (1974, la primera película argentina en ser nominada al Oscar):
“¿A ustedes les gusta esta vida? ¿Ustedes están contentos con esta rutina? ¿No se imaginan nunca que uno podría estar en otra parte viviendo otra vida? ¿A ustedes no les gustaría ser millonarios, o artistas o hermosos?” se preguntaba Santini, de algún modo un alter ego de su trayectoria, ya que Antonio Gasalla jamás se resignó ni a la rutina ni a no vivir la vida que quiso vivir siendo artista.
POS