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“Negocios son negocios”, ascenso y caída de una empresa alemana, sus excesos y su ególatra director

Anunciada como un caso real, relata cómo una empresa tecnológica ocultó sus vínculos con la mafia y la industria de la pornografía para obtener mejores inversiones y contratos con el gobierno.

“Negocios son negocios” puede verse en Netflix (Foto: Netflix).

El título original de la serie, The King of Stonks, deforma la palabra “Stocks” en su acepción de acciones de la Bolsa cuando es fraudulenta la manera en que se manejan las inversiones.

En esta era en la que el dinero parece una especie de entelequia prosperan las grandes estafas y se han puesto de moda las series de televisión sobre casos reales o de ficción. Negocios son negocios se anuncia como un caso real, el escándalo financiero más importante de Alemania, aunque -por supuesto- se usan nombres ficticios.

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La empresa se llama CableCash y su producto es la digitalización de todas las operaciones financieras en reemplazo del dinero propiamente dicho, que según sus ideólogos está en vías de extinción.

“Negocios son negocios” está basada en una historia real (Foto: Netflix).

El verdadero sostén de la empresa es Felix Armand (Thomas Schubert) quien aspira a ser nombrado co-CEO de Magnus Cramer (Matthias Brandt), un directivo más inclinado a las bacanales y que parece entender poco del negocio.

El futuro de la empresa depende de un gran contrato con el gobierno que Magnus anuncia antes de tiempo en una conferencia tecnológica. Felix, por su parte, le dicta su discurso a la manera de Cyrano de Bergerac pero no puede evitar los tropiezos y desatinos de su jefe.

La empresa tiene algunos problemas que no puede justificar ante el periodismo y eventuales accionistas, como el hecho de haber recibido inversiones de la industria de la pornografía y mantener contactos con la mafia. Pero Félix es tan talentoso que puede persuadir a un tunante aun con un arma apuntándole a la cabeza.

“Negocios son negocios” es una producción alemana (Foto: Netflix).

Otro elemento en juego es el que propone Sheila Williams (Larissa Sirah Herden), una atractiva operadora que se hace pasar por la hija de un megamillonario dispuesto a invertir, cuando en realidad lo que quiere es acercarse a CableCash y conocer sus secretos porque tiene sus propios planes.

Su negocio se llama “venta en descubierto” y consiste en colocar una fuerte inversión que apuesta a la caída de una empresa.

Por qué ver “Negocios son negocios”

Para el público que no es experto en el mundo financiero, los detalles de las operaciones pueden resultar por momentos herméticas, pero lo que está claro es que Magnus Cramer, el CEO de CableCash, espera hacer responsable a Felix Armand de cualquier problema con la ley cuando las mentiras y las manipulaciones salgan a la luz y la empresa estalle en mil pedazos.

La miniserie alemana “Negocios son negocios” se adentra en el mundo financiero (Foto: Netflix).

El mundo financiero es complicado pero fascinante. El primer gran éxito sobre el tema fue la película Wall Street (1987) de Oliver Stone, con Michael Douglas y Charlie Sheen, que produjo una de las frases legendarias del cine: “La codicia es buena”.

Hoy están de moda en la televisión las series sobre estafas, como El estafador de Tinder, La invención de Anna, Clark y varias más. El tema es atractivo y al mismo tiempo, a su manera, también resulta didáctico.

Son seis episodios que pueden verse en Netflix.

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