10 abril, 2025

La represión de Bullrich le cegó un ojo, pero él se planta: No tengan miedo de salir a reclamar


Fue uno de los cientos que se movilizaron el 12 de marzo junto a sus amigos hinchas de Chacarita para apoyar a jubiladas y jubilados. En la represión desatada por las fuerzas federales, un disparo le hizo perder la visión de su ojo izquierdo. La Izquierda Diario fue a su casa. Acá cuenta lo que pasó, cómo la lleva y cómo seguirá luchando.

Martes 1ro de abril 10:18

Carlos Navarro junto a su hijo Jonathan en su casa de San Martín | Foto Enfoque Rojo

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Jonathan Navarro, trabajador de 33 años oriundo de San Martín y apasionado por Chacarita desde muy chiquito, amablemente le abrió las puertas de su casa La Izquierda Diario. En esta conversación cuenta, en primera persona, cómo vivió aquel 12 de marzo, donde la represión criminal de Patricia Bullrich lo afectó físicamente.

En el paredón de la esquina de su barrio, rodeado de fábricas y viviendas características de un sector de la clase obrera, puede leerse una pintada que dice “Chaca Zagala”. Es parte de su historia de vida.

Luego de dos operaciones y algo más relajado, transmite que su fortaleza sigue intacta. Sus puntos de apoyo son la enorme solidaridad que se expresa desde abajo con colectas, el acompañamiento de Paula y Carlos, sus padres, sus cinco hermanos, sus amigos, jubilados, médicos, enfermeras, hinchas del club de sus amores y más también.

El recibimiento de Carlos es muy cálido y el saludo de “Joni” es ése que se da a quienes nos encontramos en las calles, enfrentando las políticas de hambre y ajuste. No faltan a la cita Dino y Hulki, los dulces perros de dos y once años que lo acompañan en su recuperación. También acompañan a Carlos, que se recupera de un ACV.

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En esta entrevista Jonathan habla de lo que le pasó, de cómo transita estas horas y de sus convicciones de lucha contra el ajuste y la represión, en favor de las y los jubilados y de todos los reclamos de la clase trabajadora.

“No podemos permitir que que les estén pegando a los viejos”

Contanos quién sos y cómo es tu vida

  •  Siempre viví en San Martín, aunque algunos años nos mudamos a Paternal porque mi viejo era encargado de un edificio. Yo los fines de semana me venía para acá, porque además estaban mis hermanos. Somos seis. En Capital hice la primaria y hasta tercer año de la secundaria, no pude continuar porque necesitaba trabajar. Luego mi viejo se enfermó, tuvo un ACV, y nos ayudamos entre toda la familia. Trabajé en una metalúrgica, pero hubo reducción de personal y por ser de los más nuevos me despidieron. Hace ocho meses trabajo en la Municipalidad y además hago changas de albañil o lo que salga. Porque me hace falta la plata. Y así siempre, ahora con esto tengo que estar de reposo y ver lo que me dicen los médicos.

    Pintada en la esquina de la casa de Jonathan Navarro de San Martín | Foto Enfoque Rojo

    ¿Cómo es tu relación con Chacarita?

  •  Me enamoré de Chacarita, desde chiquito me hice muy fanático, no me pierdo ni un partido, cuando juega de local estoy ahí y cuando había Copa Argentina, si había que viajar, tambien viajaba. Mis sobrinos también son hinchas de Chaca. En la familia estamos mitad y mitad, igual el barrio tira para Chaca. Hasta mi mamá me dice “dejá de comprarte ropa de Chaca y comprate otra ropa” (risas). Es una pasión impresionante, fui conociendo mucha gente en la cancha y en el barrio. Tengo un amigo francés que vive cerquita, lo conocí jugando a la pelota, al verlo con buzo del club le dije “¡aguante Chaca!” y le noté un acento raro, le pregunté de dónde era y cuando me dijo no le creía. No lo había visto antes, ni en la cancha ni en un partido, lo conocí en el barrio jugando a la pelota. Hicimos una re amistad, me vino a ver al hospital, es un gran amigo.

    ¿Por qué fuiste a la movilización y con quiénes se organizaron para ir?

  •  Yo venía viendo en la tele lo que pasaba, los jubilados se vienen juntando hace un montón. Después, cuando vi que los lastimaban, me preguntaba cómo les da la cara (a los policías) para pegarle a la gente grande. Un día estaba comiendo acá en casa y vino mi viejo con los remedios. Escuché el precio que había pagado, $ 80.000, porque le sacaron el descuento y encima cobra una miseria. Yo trabajo y los ayudo, pero esa situación me dió una bronca bárbara. El finde anterior al 12 hablé con un amigo, Damián, para ir a la manifestación a acompañar a los jubilados. El lunes me mandaron mensaje unos amigos del barrio, que se iban a juntar también. Todos de Chaca. Arreglamos para ir juntos y cuidarnos por las dudas de que pasara algo o si nos hacían bajar del colectivo por llevar una camiseta, porque vi que muchas veces pasa eso. Otro grupo se juntó cerca de la cancha para ir con gente de Rosario Central. Y así nos juntamos desde distintos puntos todos en el tren. Decían que había mucho “barrabrava”, pero nada que ver. Bajamos en Urquiza y de ahí al subte.

    ¿Qué te motivó? ¿Era la primera vez que participabas junto a las y los jubilados?

  •  Ese miércoles era la primera vez que iba. Lo que me movió era cómo los estaban tratando, no puede ser que los maltraten, que les estén pegando a los viejos. Fue la forma de pensar de mucha gente que fue ese día a estar con los jubilados. Tendrían que estar descansando en su casa. ¿A vos te parece que tengan que reclamar por algo que le quitaron y les pertenece? Mi viejo laburó toda su vida y cobra una miseria de jubilación, me da mucha mucha bronca. Y encima que tienen que ir a reclamar, les pegan. Yo no sé qué se les pasa por la cabeza a Bullrich y a Milei, parece que les divierte. En vez de darles el aumento, los remedios, ellos prefieren montar un operativo enorme y reprimir. Me pregunto por qué esa plata que gastan no se la dan a los jubilados. En lugar de eso, todos los miércoles están poniendo las vallas desde temprano. Me da bronca y tristeza. Creo que ellos buscan meter miedo.

    ¿Qué te pasaba cuando los medios y el Gobierno decían que eran barras?

  •  Cuando empezaron a decir que los que fuimos apoyar a los jubilados éramos barrabravas, porque llevamos la camiseta, me dio mucha bronca. Porque no es así. Hay un montón de testigos que vieron cuando llegamos, que fuimos a estar con las y los jubilados. No sólo nosotros. Donde estábamos nosotros la Policía empujó a dos jubilados con los escudos, quisimos protegerlos para que no los lastimaran y empezaron a tirar ese gas, que es como un chorro que te quema la piel. Abrazamos a los jubilados, los corrimos y ahí fue que me tiraron el gas. Nosotros no tiramos nada. Es como que quieren dar miedo para que uno no vaya más. Pero eso no funciona.

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    Jubilado que asistió a Jonathan y le dio su bandera para que se proteja tras ser baleado en el ojo | Foto de Jonathan Navarro

    ¿Cómo se dieron los hechos hasta que te hieren?

  •  Para mí habían pasado como dos horas, pero en realidad no duró nada. No dejaron que se juntara más gente que venía a apoyar. No habremos estado ni 15 minutos, enseguida empezaron a reprimir. Hicimos un cordón porque habían empujado a esos dos abuelos, que estaban llorando, fue un momento terrible. De todos modos estuvimos tranquilos. Después, se ve que ya tenían la orden de avanzar y se empezó a sentir el gas en el aire. Era tremendo. Donde estábamos se veía que estaba la Prefectura y después se sumó la Policía Federal. Cuando se empezaron a asomar tomamos más distancia y ahí arrancaron a tirar balazos de goma a las piernas. Todavía tengo la marca de uno de esos balazos. Repartieron mal para todos lados.

    ¿Recordás el momento del disparo?

  •  Empezamos a decirles que pararan, que no estábamos haciendo nada. Ellos siguieron con los balazos. En eso vi que desde la Prefectura, que estaba cerca, yo creo que a menos de cinco metros, estando yo parado, no estaba arrodillado ni en el piso, uno me apuntó a la cara. Sentí el estallido que vino del costado, donde estaba la Prefectura con los escudos. Creo que había dos tiradores y uno de esos me apuntó directo a la cara. No puede tener ninguna excusa de nada, no tiró para abajo. Encima se reían e incitaban a que reaccionáramos. Antes de eso habíamos sacado a tres infiltrados, nos dábamos cuenta de que no estaban con nosotros que habíamos ido todos juntos. Ahí recibí el impacto. Me toqué el ojo y vi que tenía sangre. Con el gas que había en el aire era una desesperación total. Empecé a querer salir y un muchacho, creo que de Laferrere, me quiso abrazar para protegerme mientras lo llenaban de balazos. Miré a un costado y lo vi a mi amigo, que me empezó a llevar mientras yo me tapaba el ojo con la campera.

    ¿Te asistieron rápido?

  •  Me entraron a un lugar, después supe que es el Instituto Patria. Me tiraron leche para que se me fuera el ardor. Llamaron a la ambulancia, que no se podía acercar por los patrulleros que iban y venían, llevándose gente presa. Mi amigo llamó al hospital y le dijeron que en ese momento no había guardia oftalmológica. Yo necesitaba salir de ahí, volver a mi casa. Había abuelos heridos. Uno se me acercó y, al verme destrozado como estaba, me regaló una bandera y me dijo “gracias papi por defendernos”. Él estaba lleno de gas pimienta. Eso me dió mucha fuerza, tengo esa bandera acá.

    ¿En ese momento tomaste dimensión de lo que te estaba pasando?

  •  No, la verdad que no. Tomamos el subte con mis amigos rápido, porque las motos andaban por todos lados queriendo llevar gente. Iba con hielo en el ojo, me ardía mucho, no sabía en ese momento la gravedad de lo que me había pasado. Estaba inflamado, pero para mí era por el gas pimienta. Salimos del subte y tomamos el 127. Nuevamente un abuelo, al verme todo hinchado y con el hielo, me dio el asiento. Me preguntó si venía de la manifestación. Al contarle que sí me agradeçió y me dijo “gracias por defendernos”. Llegamos a mi casa. No sabía de la gravedad, me miré al espejo, grabé un video para mostrar lo que me hicieron en el ojo y dije que iba ir al próximo miércoles. Decía que con el ojo hinchado o vendado iría igual, que no me arrepentía de nada. Estaba muy enojado con Milei. Y a la vez decía “aguante Chaca, con los viejos no se metan”. Después me bañé y mi hermano me llevó al Hospital Lagleyze. Una doctora me revisó el ojo izquierdo y me comunicó que había perdido la visión. Me puse a llorar, no sabía qué pensar. Me internaron y al otro día me operaron. Esa noche fue muy difícil.

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    Retrato de Paul, Carlos y Jonathan – Dino y Hulki | Fotos Enfoque Rojo

    ¿Cómo te sentís ahora?

  •  Después de que me operaron estaba más relajado, con mi familia. Ahí grabé un video para darle tranquilidad a todos, sobre todo a mi viejo que había sufrido un ACV. Estaba tranquilo y quería decir que no me arrepentía de nada, yo soy así, si tengo que ir a defender a los jubilados yo voy a ir. Después llegaron las noches feas, no podía dormir. Mi vieja tenía que viajar hasta el hospital, yo quería transmitirle que estaba bien pero me costaba. Me traían la comida a las ocho de la noche, sonaban las alarmas para ponerme las gotas y recién a las ocho de la mañana del otro día lograba descansar. Imaginate la cabeza. Uno piensa tanto. Al otro día me desperté, me dijeron que me daban el alta y que tenía que seguir con los controles porque se podía infectar.

    ¿Cómo fue volver a tu casa, a estar acompañado por los tuyos?

  •  De a poco estoy saliendo. Me siento a la noche en la puerta porque durante el día no aguanto los rayos del sol, me hacen mal. Me costó adaptarme, me dolía mucho la cabeza. Al día de hoy voy por la segunda operación, que fue el jueves pasado. Tenía desprendida la retina. Me operaron de vuelta, me limpiaron el ojo y esta semana tengo control de vuelta para ver cómo quedó. Tengo unos siete meses más de tratamiento. Quiero agradecer a los médicos y médicas, enfermeras que me atendieron muy bien, con una atención impresionante, con paciencia y estando a disposición en cada momento. La verdad les estoy muy agradecido.

    ¿Por qué pensás que se dan estas represiones cada miércoles y por qué actúa así el Gobierno?

  •  No sé qué les pasa por la cabeza, ¿creen que somos Estados Unidos? Mirá, mis hermanos que trabajan en una metalúrgica están como parados, ahora no les están pagando, no se hace la misma producción. Yo siento que se está yendo todo al tacho y los únicos que se benefician son ellos, no se qué quieren inventar. El otro día escuchaba cuánto ganan los senadores, se llenan los bolsillos y nosotros que nos arreglemos como podamos. Dicen que el país está mejorando, pero yo no veo ni una mejora. Es una pantalla que quieren mostrar y ya ni eso tampoco.

    ¿Qué nos podés contar sobre la causa judicial?

  •  Con mi abogado, Pablo Zapulla, vamos a abrir una causa al jefe del operativo, al Estado y a Patricia Bullrich. Obviamente eso lleva su tiempo. El 8 de abril tengo una audiencia vía Zoom. También se comunican y colaboran desde varios organismos de derechos humanos, para aportar pruebas, periodistas, fotógrafos. Es muy importante para poder avanzar con la causa. Además queremos que nos den los registros de las cámaras de ese día.

    Jonathan Navarro en su casa de San Martín | Foto Enfoque Rojo

    ¿Qué mensaje te gustaría darle a la gente que quiere salir a marchar y por estos casos de brutalidad, sumado al miedo que quieren imponer, duda sobre qué hacer porque se quiere movilizar igual?

  •  Yo les digo que no tengan miedo, pero que se cuiden. La verdad que lo que me pasó a mí, al fotógrafo Pablo Grillo y seguramente a otros más, no tiene que pasar. A mí me podrían haber sacado el ojo. Lo que ellos quieren es que todos tengamos miedo para que no salgamos a reclamar. Pero es un derecho salir a reclamar, estamos dentro de la ley cuando protestamos. Está mal, muy mal, lo que hacen de aterrorizar para que no salgamos.

    ¿Cómo pensás seguir?

  •  Pienso mucho y lo veo desde el lado positivo, no desde la desgracia. A pesar de lo que me pasó, pudo haber sido mucho peor. Soy creyente y me aferro a eso, muchos hinchas de Chaca que ni conozco me llamaron para ayudarme, mucha gente me da fuerzas. Cuando estuve en el hospital la gente grande me tocaba el hombro para transmitir fuerza y eso es enorme. Ahora le estoy poniendo toda la actitud, quiero recuperarme, yo sé que puedo salir adelante, porque no estoy solo, hay muchos ayudando. También mis amigos junto a los hinchas hicieron una colecta para viajar cada vez que tengo que ir al hospital y me ayuda un montón eso. Estoy muy agradecido.
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