En medio de la peor crisis que atraviesa el Gobierno en lo que va de su gestión, dos de sus principales protagonistas han empezado a recibir ásperos cuestionamientos internos. Y en algún caso parecen augurar que se entreabre la puerta de salida. Casualmente, son familia: el exasesorísimo devenido a mero consultor Santiago Caputo y su tío, Luis ‘Toto’ Caputo, señalado por el Presidente como el “mejor ministro de Economía de la historia”. Hace tiempo que no repite semejante grandilocuencia.
Respecto al asesor, se vienen contando en este espacio desde hace meses las tensiones crecientes con la hermanísima Karina Milei y su equipo, los ahora célebres, Eduardo ‘Lule’ Menem, su primo Martín Menem y el operador bonaerense Sebastián Pareja.
Semanas atrás se describió aquí la consumación de la caída en desgracia del otrora miembro del Triángulo de Hierro, figura geométrica dada de baja. Coincidió justo con que empezaran a filtrarse mediáticamente negocios de los Menem en el sector público.
El escándalo de los audios de Diego Spagnuolo, el exfuncionario de Discapacidad y amigo personal de Javier Milei que reveló presuntas coimas para Karina y Lule Menem, solo empeoró las cosas para Caputo. La hermanísima y sus alrededores sospecharon que él estaba detrás de esa difusión. O al menos que había evitado frenarla. El asesor conserva línea directa con quien designó al frente de la SIDE, Sergio Neiffert, aunque algunos de sus subordinados empezaron a reportar a otras terminales gubernamentales, como la Secretaría General de la Presidencia y la Jefatura de Gabinete.
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Distintas fuentes oficiales coinciden en señalar la disconformidad de Caputo con su marginación y la de su equipo en la toma de decisiones. De hecho, entre los mismos libertarios cunde el asombro -o el enojo- por el bajísimo perfil en las redes que adoptaron varias estrellas de Las Fuerzas del Cielo caputistas. Algo se rompió allí y Spagnuolo hizo un aporte extra a esa fractura.
A Caputo se le adjudica la idea de que la hermanísima debería entregar a Lule Menem para descomprimir el conflicto. No está solo en esa tesis. Y Karina ya lo sabe.
Acaso por este quiebre es que la secretaria Legal y Técnica de la Presidencia, la caputista María Ibarzábal Murphy, no participó en las reuniones donde se disparó la absurda estrategia judicial del Gobierno para frenar los audios de la hermanísima. Sí intervinieron el propio Caputo y su protegido Sebastián Amerio, el secretario de Justicia, pero dicen que con escaso peso.
Hay quienes auguran en la Casa Rosada una pronta partida del consultor Caputo. ¿Después de la elección bonaerense de este domingo 7? ¿Tras el comicio legislativo nacional del 26 de octubre? Demasiadas voces interesadas en ese desplazamiento.
Un proceso similar, con algo menos de ahínco, se aceleró con el tío Caputo. Las dificultades para domar al dólar, a un costo altísimo, volvieron a alimentar las intrigas dentro del Gobierno sobre un posible recambio.
El anuncio de ayer, martes 2, de que el Tesoro iba a empezar a vender dólares para tratar de mantener su cotización por debajo del techo de la banda cambiaria, agravó el panorama. Exhibe una flotación que hace agua, pero hay que llegar hasta la elección de octubre. Como sea. Voceros libertarios y del Palacio de Hacienda advierten sobre la creciente desconfianza que se cierne en torno al equipo económico desde el propio Milei. Sería mutua. Nadie augura un alejamiento preelectoral, pero el río suena. Y adentro.