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Después de dos meses sin contactos cara a cara, el Gobierno apuesta a retomar esta semana las negociaciones en forma presencial con el Fondo Monetario. El equipo del ministro de Economía, Luis Caputo, viajará en las próximas horas a la cumbre del G20 en Brasil, donde buscará reunirse con los enviados del organismo para destrabar la negociación de un nuevo programa, en medio de cortocircuitos por las últimas medidas anunciadas y la falta de fondos frescos o una señal de apoyo desde Washington.
Según fuentes del Palacio de Hacienda, el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, viajará este lunes o martes a Rio de Janeiro para participar de la reunión de los representantes de los ministerios de Economía y del Banco Central, mientras Caputo y el titular del Banco Central, Santiago Bausili, se sumarán a la comitiva el miércoles, ya que el jueves y viernes se realizará el encuentro de los ministros y banqueros centrales del Grupo de los Veinte.
La expectativa de la delegación es aprovechar los intersticios del foro para tener un mano a mano con la titular del Fondo, Kristalina Georgieva, y su número dos, Gita Gopinath. Las negociaciones no serán fáciles, sobre todo después de las nuevas críticas del Presidente al director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Rodrigo Valdés, a quien el viernes acusó de beneficiar al gobierno anterior y de “poner peros” a la actual gestión.
El Gobierno sostiene que cumplió todas las metas, pero el organismo todavía no dio señales de avanzar en un nuevo préstamo por hasta US$ 15.000 millones, como esperaban hasta hace unos meses. La última reunión fue a mediados de mayo, cuando una misión del Fondo vino a la Argentina. La segunda auditoría bajo la gestión de Javier Milei se terminó de cerrar el 13 de junio con un desembolso de US$ 800 millones. Sin embargo, desde entonces, las tensiones fueron en aumento.
Si bien el Gobierno hiló seis meses de superávit fiscal y financiero y la actividad en mayo mostró cierta recuperación, Caputo tuvo que intervenir en la brecha cambiaria la semana pasada para contener el dólar y su impacto en la inflación, que en junio interrumpió su baja y tuvo un leve repunte (4,6%). El nuevo esquema moderó las presiones, pero el dólar subió igualmente (el blue 12% y el CCL 2%), las reservas brutas perdieron U$S 1.700 millones y el riesgo país saltó a casi 1.600 puntos (25%) por la caída de los bonos.
Uno de los mayores desafíos será convencer al FMI de que las medidas de emergencia oficializadas por Twitter el fin de semana pasado están en línea con la conferencia de prensa del 28 de junio, donde se anunció la «emisión cero» de pesos a través de un mayor endeudamiento del Tesoro para absorber la deuda del Banco Central. El Gobierno ya incumplió el compromiso de abandonar el dólar exportador en junio, y ahora el acuerdo de no intervenir en el mercado paralelo. La brecha de entre el 43 y 55% tampoco ayuda.
«Con el Fondo, hay conversaciones constantes, no es que uno le dice si puede hacer algo, tiene su manera de pensarlo y resolverlo, nosotros sobre cumplimos metas, algunas gustarán más, otras menos», señalan en Economía. La lectura oficial es que el organismo ya avaló el plan monetario. «El FMI dijo que veía de manera favorable la emisión cero, esto es una rosca adicional, no estamos vendiendo reservas, no es intervención, es un camino más corto y agresivo para llegar al fin del cepo», aseguran.
Del otro lado, el organismo empeoró la semana pasada las perspectivas de crecimiento y pronosticó que la economía caerá un 3,5% este año. Fue luego de confirmar que el gobierno aún no solicitó un nuevo programa y respaldar a Valdés. Todo indica que el encuentro de esta semana se dará en un clima muy diferente al que hubo hasta ahora.