POLÍTICA
Entre los pasajes más absurdos de la denuncia, Villarruel afirma que un posteo en redes es “una amenaza descarnada al orden constitucional”.
Victoria Villarruel, vicepresidente de la Nación, denunció penalmente al periodista Javier Negre por publicaciones críticas realizadas en redes sociales. Lo acusa de violar los artículos 211, 213 bis y 226 bis del Código Penal, que castigan la “instigación a la violencia” y los “atentados contra el orden constitucional”.
El motivo: un posteo en el que Negre sugiere que Villarruel estaría buscando apoyo de sectores del peronismo no kirchnerista y de fuerzas de seguridad retiradas. La funcionaria interpretó eso como una amenaza golpista, y pidió que se lo investigue por intentar “socavar el orden democrático”.
Acusaciones absurdas: ¿criticar es ahora un delito federal?
Entre los pasajes más llamativos del escrito judicial, Villarruel afirma que el posteo en redes es “una amenaza descarnada al orden constitucional” y que el reposteo de la publicación representa “un agravamiento exponencial del daño”. Incluso llega a decir que Negre debe ser investigado porque no se conocen sus medios de vida y que podría estar financiado con “dinero del erario público”.
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La denuncia también cita como argumento que el posteo fue hecho en una cuenta no verificada, que supuestamente replica noticias falsas, y que vincula a Negre con otras cuentas digitales como @cpo.news y @cronicapolitica. Sin embargo, ni una sola prueba concreta de delito es aportada.
Libertad de prensa en riesgo: cuando opinar se convierte en “atentado”
Más allá del tono rimbombante, la denuncia parece basarse en la idea de que una crítica o un análisis político —aunque duro o polémico— puede constituir un delito penal. Esto supone una distorsión grave del derecho a la libertad de expresión, protegido tanto por la Constitución Nacional como por tratados internacionales de derechos humanos.
Negre no acusó a Villarruel de cometer ningún delito, sino que analizó movimientos políticos y especuló sobre posibles internas de poder. Pretender que eso equivale a una conspiración golpista es, como mínimo, delirante.
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El caso Villarruel-Negre: un bochorno institucional
Lejos de fortalecer la institucionalidad del organo que preside, la denuncia de Villarruel sienta un precedente peligroso: el uso del aparato judicial como herramienta para acallar voces incómodas. Además, expone una sensibilidad desmedida y una incapacidad para tolerar el disenso que contrasta con el cargo que ostenta.
El periodismo no puede trabajar bajo la amenaza de ser judicializado cada vez que cuestiona a un funcionario. Defender a Javier Negre no es solo una cuestión de solidaridad: es una defensa del debate público libre, plural y democrático.
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