15 abril, 2025

El recuerdo de Verónica Ojeda de la relación de Diego Maradona con Dieguito Fernando: “Ver a su hijo lo hizo revivir”

Verónica Ojeda (46) declaró la semana pasada en el juicio por la muerte de Diego Armando Maradona (60), quien fuese su pareja durante casi una década y el padre de Diego Fernando (12), hijo más pequeño del Diez, donde contó como fue la relación ellos y los meses previos al deceso del ex futbolista.

La mujer llegó a los tribunales de San Isidro donde fue recibida por más de una decena de periodistas, cámaras de televisión y fotógrafos. Subió al segundo piso donde esperó su turno para declarar como testigo.

En la puerta de la sala de audiencias se encontró con Jana Maradona (29). Se abrazaron un buen rato e intercambiaron unas palabras. La hija de ex futbolista ya se había sentado ante los jueces unas jornadas antes.

Una vez adentro, comenzó a relatar cómo fue su vínculo con Maradona durante los años de relación y luego de separados.

Ante la consulta del Tribunal por qué tipo de relación tenían con las partes, Ojeda aseguró que con las hijas Dalma, Gianinna, Jana y Diego Jr. “era muy buena”, pero dijo que con las hermanas Claudia, Rita y Ana “no hay relación”.

Diego Maradona y su hijo Diego Fernando.

Esto se debe a que las hermanas de Maradona son acusadas en una causa por la marca Maradona. Rita es la presidenta de Sattvica S.A., quien tienen los derechos del nombre.

Ojeda inició la relación con Diego en 2005. En 2007 se internó con él en la clínica de salud mental Avril. En 2013 nació el hijo de ambos, Dieguito Fernando, y un año después se separaron. Recién en 2018 volvió a tener vínculo, con motivo de un tratamiento médico.

Maradona y Ojeda convivieron cuatro meses en México mientras que Diego dirigía el equipo Dorados de Sinaloa. Al terminar ese lapso de tiempo, Verónica regresó con su hijo y no lo volvió a ver.

Verónica Ojeda, al llegar a los juzgados de San Isidro este martes. Foto EFE/Juan Ignacio Roncoroni

En plena pandemia, cuando Diego estaba en su casa de Bella Vista, un llamado alertó a Ojeda. Fue de la masajista de Maradona, Rocío Frank, un punto de inflexión para que la ex pareja del Diez se involucrara en la vida del padre de su hijo.

“Verónica, no me conocés, soy la masajista de Diego, vivo en Bella Vista, sé que sos la única que podés salvar a Diego”, le dijo la masajista.

Con una remera con la cara del Diez, llegando a una de las audiencias. Foto AP Photo/Natacha Pisarenko

Fue entonces que Verónica lo llamó con su celular y se dio cuenta que estaba bloqueada. Se comunicó con otro número y la atendió su ex pareja.

“¿Por qué no me dejas ver a mi hijo?”, fue lo primero que le preguntó. Ojeda respondió que era mentira y que al otro día iba a llevarlo a Dieguito para que pase tiempo con él.

Así fue que Ojeda se presentó en el barrio privado de Bella Vista con su hijo. Cuando se anunció no la dejaron pasar. Llamó a Maximiliano Pomargo (asistente de Maradona) y a Vanesa Morla, hermana de Matías, el abogado de Diego. Recién cuando obtuvo respuesta, Verónica amenazó con llamar a la policía y decir que lo tenían encerrado.

Verónica Ojeda abraza a su abogado Fernando Burlando, en los Tribunales de San Isidro. Foto EFE

El operativo para ver a su hijo

Una vez que logró la confirmación de que Dieguito iba a ver a su padre, ocurrió algo inesperado. “Lo sacaron con una traffic, hicimos 10 cuadras hasta un centro comercial. Estacionó ahí, yo con mi hijo de cinco años y la psicopedagoga. Me expuse a un lugar desconocido pero quería ver a Diego”, relató Ojeda.

Según sus palabras, cuando lo vio a Maradona estaba “pálido, demacrado, con las manos y piel reseca”. “¿Qué te hicieron, qué te está pasando?”, le preguntó la mujer, y le pidió al custodio que se bajara de la camioneta, algo que se negó.

“Me dijo que quería irse a una casa en La Plata pero no lo dejan”. Fue entonces que Verónica gestionó por parte de su pareja Mario Baudry –que en ese momento trabajaba en el Ministerio de Seguridad bonaerense- un trámite de circulación debido a que estaba prohibido por la pandemia de Covid-19.

Maradona fue traslado finalmente al barrio privado Tiempos de Roca en Brandsen en julio de 2020. “Ahí estuvo bien, más tranquilo. Siento que ahí revivió viendo a su hijo. Se disfrutaban mutuamente, a Dieguito le hacía muy bien verlo a su papá. Yo iba a donde sea para que ellos tuvieran un vínculo”, sostuvo Ojeda.

El temor de Maradona

La ex mujer de Maradona relató los temores que tenía el ex capitán campeón del mundo en México ’86 y aseguró que el entorno “quería verlo mal a Diego”.

“No les hacía bien que Diego esté bien, apto y consciente de todas las cosas. Me di cuenta cuando Diego me empieza a decir que nos están robando. Me dice que tiene un contador y era una contadora”, dijo, mirando a los jueces.

Luego hizo referencia a una baulera que tenía con muebles y pertenencias que Maradona fue teniendo a lo largo de los años y que iba llevando cada vez que se iba a vivir a otro país por trabajo. “Estaba acá, era verdad, pero le habían robado todo, no le dejaron nada”, denunció.

También Ojeda hizo referencia a la ayuda que le pedía su ex pareja, a pasar de los años y el distanciamiento.

Diego siempre me pedía ayuda y yo no sabía cómo hacer. Yo sabía que lo tenían secuestrado. Él tenía como temor a todo. Cuando yo me iba me decía ‘llevame’. Tenía temor a quedarse solo”, recordó.

Diego y su entorno

Antes de finalizar la primera parte de su declaración como testigo, Ojeda apuntó contra el entorno de Maradona al que describió como “parte de la familia porque no lo dejaban solo ni un minuto”.

“Cuando llegaba estaba dormido, alcoholizado o no podía hablar o lo hacía lento. No les gustaba la presencia de mi hijo y la mía. Ahí comencé a ver cosas que no me gustaron. Un día mi hijo se iba corriendo a la habitación y cuando voy a buscarlo veo en la mesa de luz marihuana, entonces llamo a Matías Morla y le digo. Me respondió: ‘¿Qué querés que haga, yo no puedo manejar esto, esto es un tal Charly”. Charly es Carlos Ibarra, familiar de Rocío Oliva, última novia de Maradona.

Por último, recordó que Maradona tenía dificultad para caminar y moverse. También se había lastimado el hombro en una caída. Por estas cosas lo convenció de hacerse un chequeo completo en el Sanatorio Ipensa. Allí lo llevaron y por los chequeos encontraron un hematoma subdural. Luque dijo que había que operarlo y lo trasladó a la Clínica Olivos.

Lo demás es historia conocida.

AS

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