Desde pequeña fui una observadora de la conducta humana, cuando era chica solía estar en las reuniones de amigos de mis padres, no había celulares ni internet, de modo que apelaba a la observación, miraba y escuchaba todo. A medida que fui creciendo esa conducta me acompañó por la vida. Cuando comencé a viajar, por trabajo o estudios, observar ciudades, personas, comportamientos, respuestas fue algo que me acercó mucho a otras culturas, me conectaba.
Luego, a través e mi propia experiencia de vida, ya que aprendí gracias a mis fracasos más que a los aciertos, descubrí que si no sanaba heridas abiertas, volvía a repetir historias. Fui observando en mi la diferencia entre: por qué repetía algunas situaciones y por qué no otras.
¿Por qué me he enfermado y por qué desde que tuve un gran susto hace ya 7 años, no me ha vuelto a pasar algo así?
¿Y cuál es la razón por la cual las personas repiten malas relaciones?, ¿O se enferman una y otra vez del mismo cuadro de enfermedad? O repiten situaciones de pérdida financiera?
Hoy te comparto qué aprendí y cómo ayudo a quienes trabajan conmigo a verlo y aplicarlo de esta forma, con muy buenos resultados.
Cuando pasamos por alguna situación traumática y hemos sufrido, si nuestro cuerpo y mente guardan aún ese registro, eso se convierte en un pensamiento con el cual convivimos. Cuando creamos nuevas situaciones, las hacemos desde la coherencia del hacer y sentir, en ese sentir se encuentra guardado un registro y recuerdo de sufrimiento. Eso es lo que vamos a crear, una nueva situación, que nos traiga como respuesta la misma emoción física y mental. ¿Por qué? Porque aún no hemos dejado ir esa herida, la mantenemos en el recuerdo.
Dice Joe el Dr. Dispensa: “Nuestros pensamientos envían una señal (estoy sufriendo), y nuestras emociones (estoy sufriendo) atrayendo en nuestra vida una situación que coincide con esta frecuencia emocional, y así mantener una buena razón para sufrir”
¿Por qué no pensar en enviar señales que nos traigan situaciones positivas a nuestra vida entonces?
Cuando en la vida decidimos cambiar el pensamiento/emoción a través del cual actuaremos, es cuando realmente comenzamos a cambiar.
Te invito a observar entonces, hazlo sin juicio, solo observando, no valorizando si está bien o mal, ya que sería bajo tu propia mirada, y ese no es el objetivo de este ejercicio. Fíjate en aquellas personas que han logrado algo y luego lo han perdido, tal vez sea pareja, salud, dinero, bienes, amigos, no importa, sólo observa. O fíjate en tu propia vida.
Cómo han hecho para salir adelante y cambiar su destino y su vida, y fíjate quienes vuelven a reincidir. ¿Cuál es la diferencia?
He notado que las personas que reinciden suelen llevar un rencor hacia la vida, hacia las situaciones, incluso hacia otras personas.
Practicar la gratitud es una de las mejores herramientas que he encontrado, además del cambio de mentalidad y trabajarse a uno mismo claro. Para mi es una de las claves para iniciar y mantener ese proceso de cambio de emociones pasadas, como producto de sufrimiento.
Sentirte agradecido por lo que quieres ser y sentir, sentir ese estado aunque no lo estés aun. En una enfermedad, sería algo así como agradecer que estás curado, que ya estás sano, y dar gracias por el aprendizaje que la enfermedad ha traído a tu vida.
Muchas veces es la forma en la cual los seres humanos paramos, y nos preguntamos: ¿Qué estás haciendo con tu vida?