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Ni Una Menos: miles de mujeres volvieron a marchar y recordaron a las víctimas de femicidios

Como lo hacen desde el año 2015, las mujeres salieron a las calles nuevamente este viernes 3 de junio bajo el lema Ni Una Menos, en reclamo de justicia por los crímenes impunes y por medidas para combatir la violencia de género. La marcha se replicó en ciudades de todo el país, entre ellas La Plata, Mar del Plata, Córdoba, Rosario, Mendoza y Bahía Blanca.

A 7 años de la primera movilización, en la Ciudad de Buenos Aires la concentración comenzó a las 16 en la Plaza de Mayo, desde donde se marchó hasta el Congreso Nacional. Allí una mayoría de mujeres se manifestó hasta cerca de las 19.

Frente a las escalinatas del Palacio Legislativo, sobre la avenida entre Ríos, se armó un memorial artesanal que atrajo a muchos manifestantes y curiosos. “Carla Ricciardelli, 24 años, Lomas de Zamora, asesinada por su novio. Diciembre de 2021. Prófugo”. “Pilar Riesco, 21, Parque Patricios, CABA. Su novio la arrojó por el balcón. Marzo de 2020. Esperando juicio”. “Tamara Salazar, 19, provincia de Corrientes. Ahorcada por su ex pareja en 2016. Cadena perpetua”.

Con datos impresos en hojas A3 adheridas a las baldosas, las identidades se repitieron por cientos, a lo largo de cincuenta metros. “Ojalá estuvieran todas, pero algo es algo. No solo son un número, acá hay historias de vida, familias destruidas, hijos a la deriva“, deslizó espontánea Úrsula, una madre con sus dos hijas de la mano. “Quiero que mis nenas – de 7 y 9 años- tengan en claro con qué tipo de sociedad, machista y patriarcal se van a encontrar”, agregó.

Las madres compartieron con sus hijas la marcha y las consignas. Foto Fernando de la Orden

En otro sector de la plaza Congreso, también llamó la atención otro memorial con mariposas de colores, cada una con un nombre, enclavadas en el pasto.

De fondo, no paraba a de sonar lo que se convirtió casi en el himno de la marcha, entonado por mujeres del MTS: “El gobierno de Fernández no para de chamuyar que el patriarcado terminó / Es el verso del gobierno pero más de 100 pibas en lo que va del año…”.

La marcha Ni Una Menos fue multitudinaria. Foto Fernando de la Orden

Lentamente se fueron sumando cada vez más manifestantes. “Ocho de cada diez personas son mujeres y la mayoría viene con hijas y amigas “, enumeró una agente de la Policía apostada en una valla sobre la avenida Rivadavia.

Abundaron los puestos de choripanes y sándwiches de bondiola o hamburguesa con un huevo frito a caballo a 200 y 250 pesos. También los vendedores ambulantes con los globos violetas, omnipresentes, a 200 pesos.

Los globos, violetas o negros, fueron otra forma de manifestarse. Foto Fernando de la Orden

La gente daba vueltas, se quedaba, observaba y escuchaba. “Ni una menos vamos a seguir luchando y poniendo el cuerpo / vamos a seguir gritando por más presupuesto / Ni una menos, vivas nos queremos“, se escuchaba al ritmo del hit “Despacito”.

​A cinco metros de allí, se sumaba otro repertorio: “Ganamos el aborto legal, salimos a luchar, / las pibas nos plantamos, nos organizamos, la calle hay que copar”, sonaba a ritmo de cancha, mientras el sol se despedía y dejaba lugar a una brisa helada que agitaba banderas y cartelería.

Las manifestantes hicieron sus propios carteles para la marcha Ni Una Menos. Foto Fernando de la Orden

En otro “escenario”, un grupo dibujaba con tiza roja sobre el asfalto de la avenida, justo frente al Congreso, una silueta de mujer con nombres en distintas partes del “cuerpo”: Lucía Pérez, Diana Sacayán, Nahir Mostafá, María Soledad eran algunas de las víctimas recordadas.

Ahí nomas, en una cartulina blanca sobre un espacio publicitario, alguien escribía: “140 femicidios en 2022. 18 denuncias ignoradas. ¿Dónde está Tehuel?”.

Mientras la fachada del Congreso se teñía de violeta, la temperatura que bajaba en caída libre no amilanaba a las manifestantes. Camila, de 11 años, sentada en un cordón de vereda, se frotaba las manos entumecidas por el frío, y escribía: “Contamos más muertas que días”. Después llevó su cartel al medio de la avenida y lo pegó con cinta scotch, mientras luchaba con paciencia porque el viento se empeñaba en despegarlo.

A su lado, Emilce, su hermana mayor, se abocaba a hacer flamear una bandera violeta con letras blancas que gritaban: “Tranquila, ma, hoy no estoy sola en la calle”. Ante la consulta, las menores respondieron: “Nuestra mamá está saliendo del trabajo y viene, así que mientras la esperamos tratamos de sumar con lo que nos representa”.

Frente al Congreso Nacional iluminado de violeta se multiplicaron los memoriales en homenaje a las víctimas de femicidios. Foto Fernando de la Orden

Alejada del ruido de cánticos y redoblantes, dentro de la plaza, brillaba una bella figura de mujer realizada con flores de colores y velas negras dentro de frascos de vidrio. “Es un espacio de reflexión e introspección en medio de tanto batifondo”, explicó Jimena. Entre tallos y pétalos, había decenas de tarjetitas con mensajes. Ella tomó uno y lo leyó: “No estamos solas, somos jauría, manada, bandada. Soberanía ejercida. Somos la fuerza, la lengua de brujas, filosa y experta”.

Sentada en un banco de cemento, tomando mate como si fueran las tres de la tarde, Carmen, de más de cuarenta, observaba con perspectiva los diferentes escenarios que se iban desarmando. “Fue una tarde muy importante, con presencia, con voces plurales -dijo mientras cambiaba la yerba-. Solo me inquieta algo… hay muchas campañas y políticas de género, pero no alcanzan. Nos siguen matando. Me pregunto qué piba nos va a faltar dentro de 28 horas“.

NS

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